18 de diciembre de 2015

Tristeza



 Lástima que tenga que escribir esta triste entrada, 
lástima que no pueda disfrutar ya más de mi querido Renato,
 lástima que me haya sabido a tan poco estos dos años y tres meses que he tenido el placer de vivir con Él.
 Lástima, lástima, lástima....


Pero me alegro de haber tenido la inmensa suerte de haberlo conocido,
 me alegro también de que él haya estado tan feliz, que lo ha estado, hasta hace unos días,
 y me alegro mucho, mucho, muchísimo de que aunque me diera un poquito de miedo cuando llegó a casa, resultase ser el hermanito cariñoso que fue 
y con el que pude compartir maravillosas siestas acurrucados uno en el otro, 


y que gracias a Él, porque no tenía dientes y sufría insuficiencia renal, ¡Maldita insuficiencia!,
en casa empezásemos a comer todos, Él siempre, mucha comida blandita y poco pienso.  

A pesar de alegrarme de haber conocido a Renato, desde este pasado miércoles que mi hermanito,
 mi hermanito que como decía una vete tenía el universo en sus ojos, 
ya  no está conmigo,
estoy triste.
Muy triste.