Adicciones

 Me llamo Carlitos y no me avergüenza decir que soy adicto....

a la comida.    

  

El problema de las adicciones es que producen dependencia.
 Y si en un principio es agradable y placentero, termina necesitándose cada vez más, hasta que se pierde el control y no se puede vivir sin ello.
  Es como una droga que se hubiera apoderado de nosotros y fuera lo único que nos importase. 

 Y siendo algo que da placer, ya que el placer es deseable, es muy normal que sea difícil desengancharse.

En casa no sólo yo soy adicto, al menos somos dos. O más...   

 Y como parece que lo de mi madre ya empieza a ser patológico, ha decido preparar su equipaje e ir a una clínica de desintoxicación. Es posible que os preguntéis a qué está enganchada

 Pues voy a daros una pista con la fotografía. 

¿Ya lo sabéis?  Venga otra pista: tiene que ver con gatos.

Pero al final nos pusimos a charlar y reflexionar juntos y después de meditarlo, ella ha decidido que no quiere salir de ese mundo en el que se ha metido.
 Y aunque reconoce que quizás sea un poco obsesiva-compulsiva, dice que no le importa  y que quiere ser una loca de los gatos.
 Y respecto a  mi...

¡ pues yo tampoco quiero salir !
Además mi adición, mejor dicho mi gusto por la comida, no es algo enfermizo, porque no sólo pienso y vivo para comer, también pienso en dormir... y en muchísimas otras cosas interesantes que hay en la vida.

 ¡Aunque sólo imaginar algo de comida, haga que me relama de gusto!
(Pero creo que aquí ya entran en juego las endorfinas, serotonina y demás hormonas del placer)

 He meditado mucho este tema y definitivamente, mi afición por la comida no es una adicción,
 sino una necesidad.
Así que por prescripción propia, seguiré comiendo.


 Y  también he llegado a estas reflexiones.

"Mi madre no tiene una patología,
 tiene una gatología"
 y

 "Yo, si dejo de comer, me muero"